domingo, 12 de julio de 2009

Esos pioneros del sindicalismo

Descubriendo Entre Ríos. A 90 años de las grandes huelgas de los peones

Recuerdos de la represión a estibadores, carreros y troperos. Fueron los primeros obreros organizados.

Daniel Tirso Fiorotto

De la Redacción de UNO


Luchar por las reivindicaciones de la clase trabajadora en Entre Ríos fue toda una determinación de valientes obreros que caminaron el territorio para persuadir a sus pares.
Los reclamos explotaron hace 90 años, y costaron sangre poco después. Estamos a nueve décadas de aquella explosión obrera que marcó a los entrerrianos, y cuyos resultados llevarían poco después a choques sangrientos entre propietarios y obreros (se recuerdan en particular los hechos de Villaguay y Gualeguaychú).
Esa historia resultará luego menospreciada, ocultada, y los propios descendientes de los protagonistas y sus vecinos suelen desconocerla todavía.
No es el caso de Elisa Balsechi, una investigadora y docente nacida en Córdoba, y graduada en Cuba en Metodología de la investigación en historia oral y estudios de familias. Su abuelo Juan Balsechi perdió en Entre Ríos un brazo cuando tenía 28 años, como consecuencia de sus luchas, y fue conocido después como El Manco Balsechi, o El Manco Rojo.
“1919 fue el de mayor conflictividad obrera”, sostiene Elisa Balsechi en una obra publicada hace poco, y recuerda que en la Argentina se registraron entonces 367 huelgas.
“En Entre Ríos, al igual que en otras provincias, y a partir del esfuerzo realizado por la Federación Obrera Marítima, se habían organizado más de 70 sindicatos, localizados tanto en núcleos urbanos como en pequeños pueblos rurales”, asegura.
Balsechi, nieta de uno de los grandes gremialistas Panzaverdes, Juan Balsechi (que perdió un brazo en un atentado realizado por un rompehuelgas), asegura que en 1919 “los estibadores de varias localidades entrerrianas realizaron huelgas solicitando un incremento en sus salarios; las acciones, débiles en un comienzo, se reprodujeron al obtener respuestas positivas a sus demandas, como consecuencia de un proceso en el que la acción solidaria resultó fundamental para sostener las medidas de fuerza”.
El poeta Jorge Enrique Martí recordaba hace poco a “don Juan Balsechi, impulsor de la Unión Obrera Departamental de Concepción del Uruguay y de la Cooperativa de Autoconsumo El Despertar del Obrero, que tuvo su biblioteca y su periódico en una lucha reivindicatoria de los trabajadores organizados. A ese capítulo le he sumado mis recuerdos de Pueblo Liebig, cuando todavía se llamaba Fábrica Colón, y don Juan Balsechi volcaba todo su entusiasmo en el impulso y la concreción de la organización que reuniera a los obreros de la industria de la carne”.

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