domingo, 22 de noviembre de 2009

La construcción revolucionaria y la izquierda del capitalismo


"Luchas electorales de menor cuantía, algún avance electoral, por aquí; dos diputados, un senador, cuatro alcaldías; una gran manifestación popular que es disuelta a tiros; una elección que se pierde por menos votos que la anterior; una huelga que se gana, diez que se pierden; un paso que se avanza, diez que se retrocede; una victoria sectorial por aquí, diez derrotadas por allá; Y, en el momento preciso, se cambian las reglas del juego y hay que volver a empezar".

Cdte. Ernesto Che Guevara (Escrito en noviembre de 1962; publicado en revista Verde Olivo -órgano de las Fuerzas Armadas Revolucionarias cubanas- el 6 de octubre de 1968).

Una de las pocas virtudes que tienen las elecciones cada dos años, parlamentarias y ejecutivas alternadamente, es que muestran con claridad el reformismo de ciertas organizaciones políticas que en los años no electorales levantan consignas combativas que caen como hojas de otoño en los años electorales, para transformarse en prácticas que nada tienen que ver con una revolución.

La democracia burguesa basada en elecciones periódicas es un sistema implementado por las clases dominantes para someter a los trabajadores y al pueblo. Como escribió el Comandante Ernesto Guevara, esas elecciones son una oportunidad "para que el presidiario (el pueblo) elija quién habrá de encadenarlo con una bola menos pesada en la punta".

Los protagonistas del sistema electoral capitalista en 2009 se pondrán su uniforme de gala para celebrar elecciones para ocupar diversos cargos.

Esto, que ocurre cada dos años, encubre un fenómeno que ya no es novedoso: el accionar de organizaciones políticas y sociales pretendidamente de izquierda que en ese período de discursos falaces y derroche de dinero optan por ponerse sus mejores vestidos para una costosa noche de bodas con alguna otra fuerza también supuestamente de izquierda, con quien compartirán las urnas hasta el previsible divorcio post electoral.

Con el capitalismo en el poder, el reformismo pugna por ser al menos un actor en el escenario político. Sin embargo, su destino en esas lides ha sido siempre el papel del mozo que aparece tres segundos para decir: "la mesa está servida", y todo indica que el año que viene representará el mismo rol, pese a que desde los comicios anteriores a esta parte han habido varios intercambios de parejas.

Red Latina Sin Fronteras-Leer Completo

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